La cosa

“N
ada,dejá,cosa mía”.Cosa tuya cuando me miras sin decir nada, ponés cara de preocupada y dejas todo por la mitad. Cosa que no tiene nombre, indescifrable. Se inmiscuye detrás de una capa muy fina de indiferencia que, si no te conociera bien, diría que es soberbia —y de la peor, esa que contamina— .En las profundidades de tu cabeza crees que no tengo derecho a saber que te preocupa solo xq es tuyo, pero en ese punto radica el error. Es mío desde el momento en el que decidí formar parte de tu ser. En un sentido abstracto estoy dentro de tu conciencia y quizás en algún descuido pisé por error un pensamiento tóxico: “Disculpe, señor, me vienen empujando desde atrás”.


Cosa que aparece de forma fugaz. Destiñe tu realidad tan bien consolidada para prometer un mundo nuevo, de dudosas apariencias oscuras. De tinieblas con gusto a rancio. De treintañeros queriendo revivir una época en la que ya no existen, pero se esfuerzan por querer encajar igual.No quiero juzgar, ya que,  algún día podemos estar en esa vereda sin darnos cuenta, haciendo el ridículo con total tranquilidad sin percatar que una aureola de transpiración se burla de nuestro inocente acto.


Se cuanto luchas contra la cosa. Entiendo que es pegajosa, asfixiante; pero tengo miedo que la encuentres atractiva y te acuestes en su cama. Porque en ese instante ya no hay vuelta, se hace vicio. Te arrastra por la tierra para que vuelvas, a lo que respondes con todo gusto. Me di cuenta que la tenías por la expresión de seriedad y las lágrimas en tus ojos, pero al mismo tiempo presentí que no ibas a salir de ahí,es más, el aire de tragedia te sentaba bien.


Me alegro que luches por huir de la cosa. Ahogándote en el amargo gusto de la rutina o inundando tus oídos de buena música. Rimando insultos lanzados al viento, mientras pateas tu vieja bicicleta. Encerrándote en viejos recovecos llenos de gente que querés, sin emitir una palabra, solo para que la cosa no te hable. Porque si hay una cualidad que respeto mucho de ella es que es constante: no para hasta verte destruido.


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