Guitarra
Hace tiempo tenia ganas de hacer esto: Escribir lo que salga. Sin premeditación, ni corrección previa antes de publicar. Solo puño y tecla. En el fondo tiendo a creer - quiero creer- que ignoro el incierto futuro de estas lineas, sin embargo, se muy bien porque suspendí lo que estaba por hacer, prendí la computadora y directamente entre al blog. Ahí, en el fondo, todos conocemos las intenciones que nos guían pero solemos hacernos los tontos y mirar para otro lado como un mecanismo de defensa.
Una pesadilla me llevó a pensar que no hay peor enemigo que nosotros mismos ( frase re contra gastada por corrientes motivacionales de cartón), nos asustamos de lo que nuestra mente crea. También aplica para las decisiones que se toman presuponiendo un escenario final, que no siempre es el esperado. Se eligen determinados caminos con la intención de que las cosas se den tal cual como pensamos y en el trayecto nos rompemos la cabeza contra la pared mas de un millón de veces; lo cual nos obliga a pensar que todos los esfuerzos gastados fueron en vano.Una tropilla de argumentos aparecen para tirarnos abajo y hacernos desertar. De todas formas son construcciones mentales: ¿ Si hace un día estabas tan seguro, como hoy te parece un error? Este tipo de preguntas nos transforman y quizás logran distraernos de nuestros objetivos. Se comprueba, entonces, que no hacer caso a nuestras intenciones desemboca en lugares llenos de escalones flojos, donde la duda va debilitando nuestro andar.
Una pesadilla me llevó a pensar que no hay peor enemigo que nosotros mismos ( frase re contra gastada por corrientes motivacionales de cartón), nos asustamos de lo que nuestra mente crea. También aplica para las decisiones que se toman presuponiendo un escenario final, que no siempre es el esperado. Se eligen determinados caminos con la intención de que las cosas se den tal cual como pensamos y en el trayecto nos rompemos la cabeza contra la pared mas de un millón de veces; lo cual nos obliga a pensar que todos los esfuerzos gastados fueron en vano.Una tropilla de argumentos aparecen para tirarnos abajo y hacernos desertar. De todas formas son construcciones mentales: ¿ Si hace un día estabas tan seguro, como hoy te parece un error? Este tipo de preguntas nos transforman y quizás logran distraernos de nuestros objetivos. Se comprueba, entonces, que no hacer caso a nuestras intenciones desemboca en lugares llenos de escalones flojos, donde la duda va debilitando nuestro andar.