Salud, delirio y amor.
Salud, dinero y amor. Con que poco se conforma el hombre. Sobre todo porque en los tres planos pueden surgir ciertas falencias, pero creemos que si tenemos este trinomio en equilibrio, todo marcha bien.
Salud. Considero el más importante de estos. Es verdad que si nuestro cuerpo no anda como esperamos, las cosas se vuelven mucho más difíciles. No hablo de un resfrío, sino de deficiencias elementales, que hacen poner tristes a los que nos ven perecer como una hoja en otoño. Sin embargo, la mayoría de los que gozamos buena salud la malgastamos. Buscamos excusas para no hacer lo que nos gusta, postergamos muchas cosas que nos gustaría hacer y nos buscamos enfermedades como un pasatiempo. El ibuprofeno para el dolor corporal y valium para la conciencia tranquila. Ya está, puedo hacer lo que quiera. De todas formas, un farmacéutico está feliz.
Dinero. Lo que todo el mundo quiere (y si es de arriba mucho mejor) hay algo elemental en este medio de cambio y es que permite acceder a espacios vedados para los harapientos. La cultura que sólo se le revela al que puede pagar una entrada a un museo. El problema está en que los que más necesitan, reciben de él a cuenta gotas y con mucho sacrificio de por medio. Vendiendo lo único que tienen: su fuerza de trabajo y sus mejores años. El porcentaje más chico, se queda con todo el resto. La distribución no equitativa, sirve para reproducir un sistema que se repite hasta el hartazgo.
Amor y paz. Toda una generación de jóvenes hippies desapareció sin probar aunque sea una porción de este banquete. Sin dudas, existe una fuerza que guía todas las estupideces que hace el hombre para merecer una mirada que justifique los medios y esfuerzos empleados. Es el éter que está ahí, se manifiesta en cosas minúsculas, se esconde cuando encuentra heridas profundas difíciles de suturar. Es el hilo invisible une intereses en común y obliga a transitar iguales caminos. Pero también se regala al mejor postor. Se pisotea y prostituye. Así como un día estuvo, al otro se fue dejando la estela en el camino.
Superstición o realidad, siempre que miramos a los ojos con la copa en la mano, pedimos lo mismo. Prefiero hacer fondo blanco y olvidar que tan solo tres cosas son importantes en la vida.Y vos haciéndote problema por todo.