-Nada es para siempre, ni lo bueno ni lo malo.

Hay momentos en los que siento una tremenda tranquilidad, las cosas se acomodan solas y por una de esas casualidades comienzo a experimentar una alegría espontánea. Esa necesidad de mantener las cosas tal cual como están. Respiro profundo y disfruto. Sin embargo, en ese disfrutar está involucrada la sensación de que esta alegría espontánea, en cualquier momento choca contra  la realidad, y desaparece sin dejar rastros. Como un crimen perfecto. Los momentos se van sucediendo unos a otros con la velocidad que nos plantea la vida misma, no tenemos forma de frenarlos. Siempre me sobrevuela la sensación, de que la vida se compone de una de cal y una de arena constante. Por lo tanto, llego a una conclusión fácil pero cierta, nada de lo que pase es para siempre, todo tiene una fecha de fabricación y una de vencimiento. De hecho, la vida misma tiene estas fechas en algún lugar de nuestra existencia, pero nos aferramos a la idea de que la fecha de vencimiento no existe (idea a la cual adhiero)  por el miedo que nos da, experimentar la sensación de no existir mas. Los problemas por lo que hoy puteamos, mañana quizás sean anécdotas. No quiero caer en una visión positiva sobre la realidad, ni mucho menos. Solo reconocer, que el paso del tiempo arrasa con todo, incluso con las cosas malas de la vida.

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