El ahora.
Hay momentos que quisiéramos inmortalizar, o
grabarlos para luego meternos por un instante en esa grabación o foto. Porque
hay una característica que tienen de especial todos los momentos, y es que son únicos.
Un viaje a un lugar determinado, es la agrupación de toda una cadena de
acontecimientos. Desde el día que salió la idea de visitar ese lugar, elegir
con quien ibas a ir, preparar las cosas, avisar a tu gente, preparar la cabeza
para captar cada momento, los instantes previos, los problemas que surgieron,
lo que te perdiste por estar en otro lugar que no era el tuyo. Todo eso,
concluye es ese viaje. Si estas con amigos, son 4 o 5 historias que se juntan
por unos días, y de la cual pasan a formar parte de tu historia. Lo inevitable
de estos momentos, es que no hay forma de repetirlos. Por más que juntes a los
mismos amigos, en el mismo lugar, con las mismas ganas de realizar ese viaje,
no es lo mismo; porque vos no sos el mismo, y esto es una constante a lo largo
de toda la vida. Pero nada es para siempre, el viaje se termina, el fernet se
acaba y la vida pasa sin que podamos decidir qué cosas queremos vivir y que no.