Almanaque

Es martes 30 y estoy seguro que te daría lo mismo si fuese 32 porque nunca fuiste de tachar los números en el almanaque.

Son las 2:18 de la madrugada pero podría ser de día si lo quisieras, las horas se adaptan a tu rutina y así te gusta pensarlo. Ya no es tiempo de la cena y para el desayuno todavía falta un rato, por eso vas en patas hasta la cocina para hacer una mezcla de ambos. Los libros están desparramados porque nunca encontraron un lugar, simplemente llegaron a tu vida y se hicieron un espacio entre todas tus cosas sin pedir permiso. Los vasos se acumulan en el escritorio donde también tenes ropa del fin de semana sin acomodar, junto a la silla de la computadora, donde se encuentra la camisa recién planchada para mañana, porque la prolijidad a veces cuenta. Y comes parado mirando un punto fijo, apoyando tu espalda en un mueble, sosteniendo tu descendencia con un sólo pie, siempre pensando en nuevos objetivos.

Ahora entiendo porque no tachabas los días en el almanaque, quedaban chicos para tu tiempo.

Entradas populares de este blog

Escucho cumbia