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Mostrando entradas de julio, 2016

-Pero hay algo que nunca podrá comprar: Un dinosaurio.

Como todas las tardes, voy al chino más cercano para comprar provisiones. Luego de recorrer las góndolas, con esa mirada perdida en los productos esenciales y la relación arbitraria con el precio, voy caminando decidido a pagar. Las cajas están llenas de mamás cansadas, y pendejos malcriados que piden a gritos todo lo que ven. Busco una caja más tranquila. Elijo conservar mi poca paciencia. Me ubico en la que tiene un límite de diez artículos. La fila está llena pero avanzamos rápido. La mayoría somos hombres solos y una pareja de padres jóvenes que pasan los productos de a uno, mirando fijo el visor de la caja. Visten de una manera muy sencilla. Pispeo lo que llevan y caigo en que sólo  alcanzaría para un día o dos, con mucha esperanza. Leche, pan, un paquete de arroz azúcar, yerba. Nada más. El nene que los acompaña, de unos 5 años, se abraza a la pierna de la madre mientras embolsa a...

¿Quién sos?

E l problema es que no me alcanza con recibirme, encontrar el mejor trabajo y que me paguen una carretillada de plata. No me revienta la cabeza tener un título colgado, si no estoy haciendo lo que me gusta. No me alcanza con ir a trabajar de lunes a viernes 8 horas, y disfrutar del sol o la lluvia sólo dos. Vivimos enfrascados en nuestra forma de pensar creyendo que esa es la verdad. Cada uno tiene una idea de lo que es hacer las cosas bien y tener éxito, pero ninguna de esas es real, es copia de la realidad que te contaron tus papás o la que viste en la tele. Sin embargo, la vida no es eso: es mucho más linda. Tiene idas y vueltas, subidas y bajadas, desemboca en lugares que nunca imaginaste, pero es única. La comparación es con uno mismo. ¿Quien fuiste el año pasado? ¿Quien carajo sos ahora? Somos contradicción, pero también progreso. Siempre.