¿ Quien desarma el arbolito?

Definitivamente las fiestas son una época para pensar. Varias prácticas que se realizan, me abrieron muchas interpretaciones que antes no me las había planteado,no soy de los típicos ultra socialistas u amargos que no disfrutan un mes tan lindo como diciembre. Hecha esta salvedad, comencé a reflexionar sobre la figura de papá noel, no sobre el hecho de los regalos que es algo muy lindo ya que vivimos en un sistema capitalista y al 99% de los individuos nos gustan los presentes en la mayoría de los festejos, sino sobre la ilusión sobre la que se construye este personaje. Desde que tenemos uso de razón, nos enteramos que en la época de navidad viene desde el polo norte un simpático abuelo de barba blanca, que desde su casa en el polo norte estuvo investigando nuestro comportamiento para llegar a un veredicto final y si nos portamos bien, deposita debajo de nuestro árbol de navidad, un regalo. Este abuelo, luce un traje muy particular adecuado a las condiciones en donde vive, ya que le proporciona el calor necesario, además, de los alimentos altamente calóricos que debe ingerir para que su cuerpo no sienta frío, pero que hacen que luzca un poco panzón. Conduce un vehículo épico, que a cualquiera de nosotros nos gustaría tener, un trineo con renos que tienen la habilidad de volar y no sabemos quien le contó ese chiste tan bueno del que se está riendo siempre.
Por otro lado, para que la magia se complete, debemos hacer nuestra parte: La carta. Es ahí donde reflejamos toda nuestra inocencia y nos entregamos a contarle escuetamente lo bien que nos portamos en el año, y hacemos foco en el pedido del regalo. Suponemos que su fábrica es multi rubro, así que dejamos volar nuestra imaginación. Con total seguridad de que nuestros deseos se van a cumplir, doblamos el papel garabateado de letras y los ubicamos en el árbol. La comprobación de nuestro buen comportamiento durante el año, se ve reflejado en lo que encontramos después de las 12 en el árbol. Aunque casi siempre llegamos a creer, que papa noel no tuvo tiempo de ver como nos portamos.
Todo muy lindo, hasta que por medio de algún primo, hermano, o algún descuido de nuestro padres, nos enteramos que es todo mentira, los que compran esos juguetes son nuestros padres, por medio del dinero que género su trabajo, y que al mismo tiempo esos regalos generaron dinero en los bolsillos de algún fabricante , con el cual, compró algún presente para su familia. En el mismo instante que nos enteramos que papá noel no existe, nos enteramos que existe la mentira, el engaño y la desilusión, que obviamente no sabemos ni como se llaman, pero purgamos cada vez que podemos compartiendo la noticia con los más chicos. La ilusión del abuelo de barba y sonrisa simpática se derrumba, y en su lugar queda la fría compra de nuestros padres. Crecimos con una mentira, que nos hacia muy feliz y que esperábamos cada año, y en parte es una revelación del mundo en el cual vivimos. La cultura nos prepara un simulacro de lo que vamos a vivir a diario en los años siguientes, es el primer golpe. Creo que el impacto no es saber que no existe la figura que trataron de vendernos como real, sino sentir que alguien sabia y no nos dijo antes; el quedar expuesto a una realidad tan evidente.

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